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Pasos que transforman la ciudad

Salir a caminar y volver a habitar la calle como antes. Con esta intención, el concurso “Intervenciones Urbanas Ligeras”, en su segunda edición, seleccionó propuestas artísticas que hoy hermosean las franjas peatonales de la calle Juan de Salazar. 

Por Micaela Cattáneo 

Fotografías por Nadia Monges

Unas tres veces al día la artista visual Beatriz Ávila - vecina de Las Mercedes de Asunción - saca a pasear a su perro Kandinsky por las calles del barrio. Un domingo, en su recorrido habitual por el cruce de las calles Juan de Salazar y Tte. Jara, se encontró con la ciudadana Pamela Vasconsellos pintando las franjas peatonales de dicha intersección. Aprovechó para felicitarla por su trabajo y comentarle que aquella acción haría de sus caminatas diarias, una experiencia más segura y agradable. 

Pame es arquitecta y, al igual que muchos otros ciudadanos dispuestos a mejorar la ciudad, participó del concurso “Intervenciones Urbanas Ligeras”, impulsado por el espacio cultural El Granel y el estudio de arquitectura OCA, el cual invitaba a presentar propuestas artísticas para franjas peatonales de diversos cruces de la calle Juan de Salazar y para otra ubicada en San José y Fortín Toledo. 

¿El objetivo? Mejorar la caminabilidad de esta vía, haciéndola no solo más atractiva a la vista de todos, sino también más segura para residentes y visitantes de los barrios que la atraviesan: San José, Ricardo Brugada y Las Mercedes. 

La fundadora de El Granel, María Glauser, señala que en esta segunda edición del concurso se ocuparon de las franjas peatonales debido "a que no estaban bien delimitadas, por lo tanto, había peatones en riesgo y dos barrios separados por una avenida", comenta.  

Del impulso a la acción 

En principio, el cruce encabezado por Vasconsellos no estaba incluido, pero ella lo propuso a la organización debido a las escenas cotidianas que se tejen en sus esquinas: padres buscando a sus hijos del colegio, amigos reuniéndose en los bares nocturnos, entre otras. “Son accesos importantes al barrio, por eso hice un diseño concéntrico, de líneas de puntos que unen unas franjas con otras. La idea es que funcione como un contador, es decir que el conductor vea que algo va a suceder en ‘3-2-1’ y no se tope de golpe con una franja”, explica. 



Las intervenciones en general - aclara - forman parte de lo que se llama urbanismo táctico, “que implica hacer cambios de uso o patrones que inviten al barrio a vivir el espacio público, a modo de que en una segunda instancia las autoridades municipales ejerzan esos cambios de forma permanente”, añade. 

Por su parte, Glauser señala que las intervenciones urbanas ligeras, además de poner a prueba ideas para mejorar la ciudad, son acciones que les están permitidas al ciudadano. “Claramente, no podemos ponernos a mejorar las señales de tránsito, pero sí podemos hacer estas pequeñas intervenciones como parte del urbanismo ciudadano”, destaca, mencionando que el proyecto cuenta con el apoyo de la Municipalidad de Asunción. 

El peatón es prioridad (y todos somos peatones)

Aquel domingo, en paralelo al trabajo que hacía Pame, otros equipos mejoraban las franjas peatonales de sus respectivos cruces, con sus pinceles y latas de pintura Amanecer como herramientas. La marca se siente orgullosa de formar parte de la transformación positiva de la ciudad. 


“Creo que estamos perdiendo la humanización de la calle, [los autos] cada vez ocupan más espacios. Nos sentimos cada vez más chicos y menos propios de la calle. Consideramos importante ir más allá de la visión exclusiva del auto y enfocarnos más en las personas”, argumenta la arquitecta Ma. José Ruiz, una de las encargadas del cruce de Gral. Santos y Juan de Salazar.

“No importa si manejás un auto, usás taxi, bici u ómnibus como transporte, en algún momento todos somos peatones. En la pirámide de la ciudad la prioridad son los niños y las personas mayores. Si funciona para ellos, es viable para todos”, explica Glauser. Y cita los beneficios de mejorar la caminabilidad de la calle: “la gente utiliza menos vehículos motorizados; contribuye a que haya menos tráfico de autos; incentiva a las personas a moverse más, evitando el sedentarismo, y trae seguridad al barrio”. 


Mirada colectiva y colaborativa 

La iniciativa no solo se forjó con la visión de ciudad de los adultos, sino también con la de los niños. Es el caso del cruce de Juan de Salazar y San José, donde una mamá materializó las escenas más representativas del barrio según los ojos de su hijo de seis años. “Le conté las historias del barrio y cuando le pregunté a qué habitantes quería dibujar primero me dijo: ‘los gatos’. Luego, mencionó la casa de los pájaros (los árboles) y los edificios (porque nosotros vivimos en uno)”, cuenta la artista plástica Amelie Schneider sobre la charla con su hijo Guebí.

Para ella, intervenciones como estas “ayudan mucho a la conciencia de lo común, para entender que esta realidad no nos es ajena, ya que a todos nos beneficia tener una franja peatonal”. Y agrega: “Necesitamos sentir e involucrarnos como ciudadanos, eso nos da otro tipo de conciencia y cuidado. Es un acto simbólico y a la vez una forma de reeducarnos en la cultura del peatón, que es tan difícil en nuestro país”. 



Desde el volante, al cruzar la avenida Perú y Juan de Salazar se puede leer “atento” y “atenta” escritas en ambos sentidos. Es la propuesta que presentó la agencia de publicidad Late, liderada por Marcio González, Hernán Rodas y Rodrigo Alcorta, para este cruce. “Le dimos mayor visibilidad a las cebras convirtiéndolas en palabras que comunican conceptos necesarios para los automovilistas, pero interviniendo lo menos posible en las medidas de las franjas peatonales”, explican. 



En un par de cuadras más arriba, sobre Juan de Salazar y Washington, la diseñadora gráfica Olga Barriocanal desplegó sobre el asfalto versos de escritores paraguayos que forman un paseo cultural y recreativo titulado “Calle Poema”.

“Es un cruce colorido que busca llamar la atención de la franja peatonal e incentivar a la gente a salir a caminar, pasear a su perro o sacarse una foto. Estos fragmentos de poemas son pequeños detalles que nos conectan con los demás y van haciendo ciudad”, reflexiona Barriocanal. 

Desde uno de los departamentos ubicados en esa esquina, una familia observó la pintata en la calle. Por curiosidad bajaron hasta la planta baja y al enterarse de la iniciativa, pusieron manos a la obra. Desde entonces, tienen un motivo más para salir a caminar.




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