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Recorrer el patrimonio

#CaminAsu, en su edición Villas, llevada a cabo el pasado 22 de octubre, propuso un recorrido por nueve villas ubicadas sobre la Avenida Mariscal López, que quedan como testimonios inquebrantables de un modo de vida de la sociedad del pasado de Asunción.

Por Martín Alvarez

Foto por Rebeca Ruíz.

¿Te acordás cuántas veces manejaste por la avenida Mariscal López, en el tramo ubicado entre Brasil y General Santos? Y más aún, ¿cuántas de esas veces te detuviste a mirar las construcciones ubicadas a ambos lados de la avenida?

Con esfuerzos de organización de la Asociación Cultural Mandu’arã, el evento #CaminAsu, en su edición Villas, propuso cambiar la forma habitual de recorrer la emblemática avenida –el auto, que en nuestros tiempos condiciona la imagen que tenemos de la ciudad— reduciendo velocidades y cambiando perspectivas, para apreciar de cerca este patrimonio que se conserva desde su construcción a principios del siglo XX.

Pero, ¿qué es una villa en términos arquitectónicos? La tipología tiene sus orígenes en la antigua Roma, donde se utilizaba el término para nombrar a las casas de campo de las altas clases sociales ubicadas en las afueras de la ciudad. Más adelante en el tiempo, las villas adquieren protagonismo durante el renacimiento, cuando el renombrado arquitecto Andrea Palladio las incorpora a su repertorio creando en el proceso una de sus obras más reconocidas: la Villa Capra.

Las características que todas las villas presentan en común son su ubicación central dentro de un amplio terreno, su composición formal dividida en una base, un cuerpo y un remate –todos identificables en sus fachadas—, correspondiéndose el cuerpo con lo que se conoce como piano nobile, piso principal del edificio generalmente elevado donde se desarrollaban las actividades sociales. Por debajo de esta planta principal y a nivel del terreno se ubicaban todas las funciones de servicio de la vivienda.

Foto por Rebeca Ruíz.

En el caso de las villas sobre la Avenida Mariscal López, hoy se presentan como testigos de una forma de vida de la sociedad de la época en la cual se erigieron. El centro de Asunción, en ese entonces, llegaba hasta lo que hoy es la calle Perú aproximadamente –en ese entonces Salinares— y lo que estaba después de ella era considerado como las afueras de la ciudad. Es por eso que las familias con posibilidades económicas decidieron construir sus casas de fin de semana, las villas, en esta ubicación, para escapar del ajetreo y del ruido del centro donde vivían y desarrollaban la mayor parte de sus actividades durante la semana.

Sin embargo, la avenida Mariscal López no siempre tuvo ese nombre. Según cuentan los guías encargados de recibir a los visitantes en cada una de las villas, en sus comienzos se llamaba Calle De la Asunción, nombre que adquirió en 1849 a partir de un decreto emitido por don Carlos Antonio López. En 1915 cambia de nombre a República de Colombia, en honor a las buenas relaciones diplomáticas con el país sudamericano. Finalmente, adquiere el nombre del Mariscal en 1941, desde Brasil hasta la zona de la Recoleta en un primer momento, y desde 1962 ya en toda su extensión.

Foto por Rebeca Ruíz.
Foto por Rebeca Ruíz.

Conocer para valorar

En palabras de la arquitecta Vannina Núñez, quien desarrolló una investigación sobre las villas de Mariscal López como parte de su Trabajo Final de Grado en la carrera de Arquitectura de la FADA-UNA, y es miembro del equipo organizador de #CaminAsu, esta actividad “emerge como una excelente propuesta para, a través del conocimiento de estos inmuebles, enseñar a la ciudadanía la riqueza existente en el sector y generar su estima.”

Estos edificios, agrega, ya sea “por su colaboración con el entorno, sus características de valor arquitectónico o las historias que representan, forman parte del patrimonio colectivo de la identidad asuncena y por ello merecen ser tratados de manera particular. Mantener viva la memoria colectiva a través de la defensa de la identidad única de la vía debe ser prioridad de todos.”
Foto por Rebeca Ruíz.

Foto por Rebeca Ruíz.

Iniciativas como esta son indispensables para promover el conocimiento de nuestro patrimonio arquitectónico. La experiencia de recorrer los interiores fenomenales de las villas y sus alrededores lleva a apreciar la importancia de la arquitectura como evidencia de costumbres y modos de vida de un momento determinado en el tiempo, que permanece mucho después de que sus usuarios originales hayan habitado sus espacios.

Es por esto que #CaminAsu es una propuesta no solamente enriquecedora para quienes se sumaron a ella, sino que necesaria, sobre todo en un tiempo donde prevalecen especulaciones e intereses del mercado por sobre la conservación del patrimonio histórico y todo el universo que les rodea.
Foto por Rebeca Ruíz.

Foto por Rebeca Ruíz.