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Las Convicciones de Antonella Fernández

La artista visual paraguaya Antonella Fernández comparte desde Montevideo, Uruguay, lo que implicó el proceso previo y las posteriores repercusiones de la muestra Convicciones, que fue presentada en meses pasados en la galería Exaedro en Asunción. La muestra, que contó con la curaduría de la artista uruguaya Jacqueline Lacasa, se desarrolló dentro del marco de la ya tradicional Noche de Galerías.

Entrevista por Martín Álvarez.  
Imágenes cortesía de Antonella Fernández.

Martín Álvarez: ¿Podrías contarnos acerca de la inspiración para la muestra Convicciones? ¿Cómo fue el proceso de creación de las obras? 

Antonella Fernández: La muestra Convicciones surge a partir de los últimos viajes e investigaciones que yo venía realizando, y también de la relación que fui construyendo entre Montevideo y Asunción en los últimos años. En Uruguay tengo amigos, personas muy cercanas, muy queridas, viajando me cruzo con Jacqueline Lacasa, a quien tuve el privilegio de tener como curadora en [la muestra en] Asunción. En Asunción vengo trabajando con la galería Exaedro, que tiene más de 30 años en el mercado local, y [donde] la galerista, la señora Lilian Ojeda, se entusiasmó mucho con la posibilidad de trabajar la curaduría con Jacqueline, y así fue como comienza la historia de Convicciones.

En cuanto al proceso de creación de las obras, surgen a partir de una investigación que yo vine trabajando en los últimos años. La producción de estas obras tiene una relación directa con el Paraguay, y con mis inquietudes con respecto a la sociedad paraguaya. Por lo general no tengo un proceso lineal para producir obra, pero el trabajo de investigación, el trabajo de proyecto que yo hago antes de pasar a la producción creativa artística, para mí tiene mucha importancia. Eso de ir al lugar de estudio, recolectar los objetos, hablar con la gente, ese trabajo casi de carácter antropológico [que hago ya] desde mi época de estudiante con Mito Sequera, un antropólogo paraguayo que gran parte de su vida vivió en París y luego vuelve al Paraguay. El trabajo que estuvimos haciendo con Mito en los últimos años claramente ha influido en mi percepción del mundo y mi hablar, en mi pensamiento y en la producción de la obra.

Ya mucho después [de la investigación] se da [lo de] encontrarme con el lienzo y bajar a tierra todo el contenido, en este caso con la pintura y el lienzo [como] mis soportes principales. Y en medio de todo eso hay bocetos, mucho dibujo, mucha escritura, mucho de usar fotografía para registro, para documentación. Es así como por lo general trabajo, a veces retrocedo un poco después vuelvo, vuelvo a mis textos, vuelvo en el tiempo, y todo esto concluye cuando la pieza está finalizada.

MA: El "Objeto Móvil / Mercado 4" es uno de los protagonistas de la muestra. ¿Podrías hablarnos sobre el proceso de recolección de objetos como gesto artístico, en primer lugar? ¿Cómo se da la elección de esa “técnica”, por así decirlo?

AF: El “Objeto Móvil / Mercado 4”, esa gran pieza que estuvo montada en la sala principal de la muestra, es una instalación que estaba compuesta de una selección de gran parte de los objetos que fui recolectando en esas idas y venidas al Mercado y a los puestos del hospital de Clínicas, que fueron los lugares que visitaba y donde hablaba con las mujeres que atendían en los puestos. Para mí fue una experiencia muy interesante porque yo venía de un periodo de trabajo de mucho encierro, bajo un carácter muy personal, muy íntimo. Sin embargo, el hecho de salir a recolectar objetos que tenían que ver con esos mismos lugares que de alguna manera llamaban mi atención, se puede decir que a partir de esa experiencia [nace el] gesto artístico. Y de alguna manera la vinculación que se va creando entre el proceso de recolectar objetos que tienen que ver con estos lugares y la pintura –que creo que la curadora lo dice muy bien— es casi como una reinterpretación de la volumetría en el lienzo, a mi manera por supuesto.

En ese sentido creo que la pintura adquiere otra dimensión porque deja de ser una pintura encerrada, ensimismada, [en realidad] tiene muchas más capas para mí. Cuando esos objetos están en el salón principal de la galería, se hacen presentes esos sujetos, se trasladan esas realidades a la galería de arte. Y yo creo que eso habilita la posibilidad de una infinidad de discursos. Es por eso que para mí trabajar esta muestra, esta investigación y curarla de esta forma, fue distinto [en relación a] la muestra individual que había tenido [antes, en el 2021] en la galería Exaedro, que fue Morfologías de lo Invisible, con la curaduría de Fernando Moure, que es un curador y crítico de arte paraguayo residente en Alemania. Esa fue una muestra de carácter más personal, por decirlo de alguna forma.

Yo creo que no [se da] tanto la elección de una técnica sino más bien en medio del proceso –con respecto a las inquietudes que uno tenga— se va manifestando el gesto artístico de manera muy espontánea. Si bien yo he profundizado en la técnica de la acuarela en los últimos años, siempre he hecho de todo. Me he dedicado a la fotografía desde chica, por lo menos desde los 14, 15 años, profundicé un tiempo en la fotografía, en la fotografía analógica. También mucho de escritura que hasta hoy día nunca mostré porque es de un carácter muy personal para mí. Lo de recolectar objetos creo que fue algo que se fue manifestando. No fue tanto una elección, sino que se fue dando de una manera muy espontánea, muy orgánica. [Y en este caso] fue una forma de concluir la investigación.

MA: ¿Por qué elegiste el Mercado 4 como escenario para dicho gesto de recolección? ¿Y cómo se da ese proceso de selección de objetos? ¿Qué buscabas en ellos? 

AF: Responde mucho a las inquietudes personales que tengo yo con respecto a la sociedad paraguaya, que forman parte de nuestro día a día y forman parte de los paisajes que presenciamos los paraguayos todos los días al ir a trabajar, al llevar al hijo a la escuela, al salir con los amigos. Siempre tuve la sensación de que estamos bastante disociados en general como colectivo, como sociedad, de las realidades que nos intersectan constantemente.

Fue una transición, primero me tocó visitar los puestitos que estaban en mi barrio, que era el recorrido que yo hacía cuando iba al supermercado, cuando iba a comprar las cosas para la semana. A mí nunca me interesó la posibilidad de perder contacto con lo que me rodea, me gusta charlar con la gente, me gusta saber quiénes son. Entonces primero empecé a visitar los puestitos de la feria del hospital de Clínicas, que estaban ahí por mi barrio. Y después de eso empezaron mis visitas al Mercado, fue entrar a un universo mucho más grande y se da como continuación, de una manera bastante espontánea.

En cuanto a la recolección de objetos también, la selección se da de una manera muy orgánica, siempre objetos que captaban mi atención o que de alguna manera tienen que ver con la historia personal de uno. Creo que están cargados de una afectividad, de hecho que para mí toda obra producida es de carácter afectivo, como que afecta las dimensiones sensibles en una persona. Por ejemplo, trompos de madera que ya no se fabrican en el Paraguay. O las popularmente llamadas “honditas” que son como instrumentos, artilugios para cazar pájaros, que tampoco ya no se ven más.

Yo creo que los objetos me ayudan un poco a construir una propia interpretación de ese universo que para mí fueron las ferias y lo que fue el Mercado. Entonces esa selección, aparte de estar cargada de una afectividad que seguramente tendrá que ver con mis memorias o de lo que yo siento con respecto al Paraguay, me permite ir construyendo una cosmovisión con respecto al Mercado 4. Fue fundamental en medio de todo el proceso creativo, tuvo mucha incidencia en la pintura posteriormente. La pintura adquirió una dimensión política, deja de ser una pintura íntima, ensimismada, encerrada, y adquiere una postura política, estética, ética con respecto a mis inquietudes iniciales. En lo personal esa postura en relación a la producción de mi obra es importantísima.

MA: ¿Cómo informan a las obras de esta muestra en específico tus antecedentes de trabajo antropológico?

AF: El hecho de haber trabajado con Mito Sequera muy de cerca ha influido de manera determinante. Si bien esta investigación la vine desarrollando yo, y en los últimos tiempos con la curadora de la muestra, tengo otras investigaciones que vine trabajando con Mito en los últimos años. Creo que lo fundamental fue haberlo tenido como tutor de mi tesis de grado en la carrera de Diseño Industrial de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Arte de la Universidad Nacional.

Trabajamos una tesis que tenía varias dimensiones: una dimensión pictórica, una dimensión cultural, estética, y política en consecuencia. Me tocó trabajar con una comunidad indígena, campesina, en Guajayvity que está en el distrito de Yaguarón. Fue un trabajo arduo que duró como dos o tres años, tuve la oportunidad de pasar por esos procesos de investigación, de visitas a la comunidad, de generar un vínculo afectivo con la gente, de hacerme sensible ante esas realidades a las cuales yo ciertamente no pertenezco.

A partir de ahí profundizar en las lecturas para quitar conclusiones pertinentes, implementar al proyecto, trabajar talleres de pintura con los niños, utilizar a la herramienta del arte y el diseño como una forma de preservar y conservar la cultura de la comunidad, que fue uno de los objetivos principales que se trabajó. La tesis juega un papel fundamental en la forma de producción de mi obra, [así como también] en mi pensamiento político, estético, en mi forma de percibir la cosmovisión, el mundo de la realidad paraguaya.

La curadora uruguaya Jacqueline Lacasa con Antonella Fernández

MA: ¿Podrías comentarnos acerca de tus planes relacionados con el arte a futuro?

AF: En relación al arte y al trabajo que venimos haciendo con la galería Exaedro en Asunción, que se encarga de representar mi obra en Asunción, estamos muy satisfechos con todo lo que hemos logrado, con todo el movimiento que ha generado no solamente mi primera exposición individual en el año 2021, sino también Convicciones. Para nosotros fue un paso bastante grande el tener en Asunción una curaduría internacional, y [queremos] seguir generando esos espacios. También todo lo que se ha movido en estos últimos años con la participación en ferias locales como Oxígeno, vengo también trabajando talleres de arte con niños con una metodología que vengo desarrollando, he dado también talleres para adultos.

Creo que la muestra Convicciones ha generado mucho eco, como por ejemplo [lo que se dio con] el premio a la escritura crítica joven sobre arte que se comenzó a realizar hace uno o dos años atrás, [organizado por la Asociación de Galerías de Arte del Paraguay, ASGAPA]. Tuve el honor y el privilegio de que el escrito de Bruno Poletti [sobre Convicciones] haya ganado el premio. Todo eso que se va generando a partir de la muestra es muy positivo para la expansión de la escena local en Asunción así que estoy muy ilusionada con todo lo que se viene. El trabajo que venimos haciendo con la galería Exaedro ha aportado muchísimo a la profesionalización del trabajo de las artes visuales en Paraguay que hasta hoy día es prácticamente inexistente, entonces estamos muy contentos con todo lo que se ha logrado.

Ahora continúo y tengo intenciones de salir de Paraguay, de mostrar la obra afuera, de seguir conociendo nuevos lugares. Por supuesto que esa vinculación afectiva que la obra tiene con el Paraguay está siempre muy presente. Mis intenciones son mirar qué está pasando afuera. No obstante, el trabajo que venimos haciendo con la galería Exaedro en Asunción va a continuar.

En ese mismo sentido también me gustaría agradecer a la revista Gesto por el interés en los artistas emergentes nacionales, es muy importante el espacio, sobre todo para los artistas emergentes, juega un rol fundamental a la hora de que la escena local se siga expandiendo y que puedan existir nuevas oportunidades con respecto a otras posibles figuras dentro del arte emergente nacional, con relación a las artes visuales. Agradezco muchísimo al equipo de Gesto por el interés en mi trabajo, un gran abrazo y un gran saludo desde Montevideo.




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