El espacio de diseño y arquitectura de Amanecer Pinturas

Vivienda Luce y Pablo

Autores: Mínimo Común Arquitectura

Construcción: 2019-2021

Ubicación: Surubi’i, Mariano Roque Alonso.

Conversamos con Solanito Benítez y Sergei Jermolieff del estudio Mínimo Común Arquitectura sobre una de sus obras recientemente terminadas: la vivienda Luce y Pablo. En ella tuvieron la oportunidad de experimentar con una técnica constructiva nueva, que tiene a la tierra vertida como protagonista. 

Por Luca Meza.

 © Federico Cairoli

Luca Meza: ¿Nos podrían contar el contexto donde se construye la obra y cómo fue el proceso de encargo del proyecto? 

Sergei Jermolieff: La casa se encuentra en Surubi’i, en Mariano Roque Alonso, a unos 20 km de Asunción. Surubi’i es un barrio cerrado en crecimiento, al que cada vez más gente se muda, tiene un contexto suburbano rodeado de vegetación y está cerca del río. El barrio no tiene la condicionante de [terrenos de] 12x30 como generalmente se da en Asunción. Los terrenos son bastantes amplios, particularmente esta casa no tiene vecinos, y está rodeada de árboles.

Solanito Benítez: Esta es la casa de unos amigos que confiaron en nosotros. La consigna fue construir una pequeña vivienda en un lugar alejado de Asunción, donde los clientes pudieran realizar sus actividades laborales desde casa, rodeados de la naturaleza, en un terreno prácticamente plano muy cerca del río. Imaginamos que lo que podíamos hacer era una línea en el horizonte, haciendo el proyecto lo más largo posible, tocando el suelo. Tomando en cuenta también el factor económico, intentamos maximizar los recursos que teníamos.

LM: ¿Qué fue lo que les motivó a investigar y trabajar con tierra?

SB: Intentamos proyectar desde la sostenibilidad, pensando en que lo que hacemos tiene que dejar una huella a futuro, y en que si seguimos construyendo como estamos construyendo, ¿cuál es el mundo que vamos a dejar? Así entendimos que existe una brecha, si queremos que el mundo se vuelva sostenible, lo sostenible tiene que volverse accesible. Hicimos un análisis y nos dimos cuenta del costo que tienen el cemento, la tierra. Y fuimos hacia atrás a cómo anteriormente se construía, con tierra, al legado de una técnica que se utiliza hace mucho tiempo, incluso en Paraguay.

Al analizar los costos de la vivienda, si la construíamos como se construye convencionalmente hoy en Paraguay, nos dimos cuenta que este método tradicional era inviable para el presupuesto del proyecto. Investigando en internet llegamos hasta un sistema denominado tierra vertida, técnica utilizada en África, y ahí empezamos a pensar en qué pasaría si pudiésemos volver líquida la tierra y construir como hormigonistas, con su sistematización y velocidad, y a la vez tirar al piso el costo del material.

© Federico Cairoli

LM: ¿Cómo fue su primer acercamiento a la construcción con tierra vertida?

SB: El acercamiento nace del encargo de una capilla en una comunidad en Limpio, partiendo de un presupuesto muy bajo, donde vimos que el material a utilizar podía ser la tierra. Pero con la construcción tradicional con tierra se tarda mucho tiempo para apisonar y eso se traduce en costo, y la comunidad sólo podía construir los fines de semana. Fue ahí cuando pensamos en esta nueva técnica. Ellos prepararían el encofrado y verterían la mezcla, construyendo la capilla por módulos y terminando relativamente rápido.

Finalmente, este proyecto no pudo realizarse, y poco tiempo después llegan a nosotros Luce y Pablo con ganas de construir su casa. Les mostramos lo que estábamos investigando sobre la técnica de la tierra vertida y sus bondades, y ellos se entusiasmaron y se sumaron a la idea. Felizmente hoy, después de terminada la casa, vamos por los tres módulos de altura en la capilla, se pudo retomar el proyecto ya con la técnica perfeccionada. 

Como pasa generalmente, al comienzo nos encontramos con todos los problemas que se encuentran al hacer algo diferente o nuevo. Fue un proceso de construir y destruir hasta finalmente llegar al dominio de la técnica. Creemos que el aporte de esto es que estamos construyendo con tierra al igual que los artesanos, con la misma tierra con la que se hacen ladrillos, pisos. Sigue siendo el mismo material que tenemos a disposición, pero puesto desde otra condición. Aparte de tener la intención como estudio de construir un mundo más sostenible desde la economía, creemos que la mayor satisfacción que tenemos se da cuando otras personas pueden tomar nuestra técnica para construir.

© Federico Cairoli

LM: Se podría decir que el resultado final de la casa Luce y Pablo fue el proceso de una experimentación, ¿Cómo resultó este proceso con los clientes?

SB: Pensamos que la arquitectura no tiene que ver con el material sino con la práctica del buen hacer. Lo que importa es que esté bien proyectada para el usuario, que sea pertinente. La pertinencia para nosotros viene de pertenecer a un lugar. Por lo general decimos que el material no importa, y que todos los materiales son la misma cosa, porque el ladrillo finalmente es tierra, el vidrio finalmente es tierra, el cemento es piedra. La materia siempre existió, es la imaginación del hombre la que convierte a esa materia en material de construcción, y es lo que permite que ese material se utilice para resguardo de lo que nos importa, de la vida. Pero también para el resguardo del conocimiento y dentro del conocimiento de la técnica, y esa técnica puede finalmente usarse en resguardo de la sociedad. Buscamos que las personas puedan tener acceso a una vida mejor, a mejores condiciones de vida, a partir del conocimiento que nosotros generamos, siendo este nuestro rol en la generación en la que estamos. 

Hoy con la híper-conectividad de por ahí es más fácil el diálogo con el cliente, el poder hacerle entender los beneficios de una técnica nueva. En comparación con lo que vivieron generaciones pasadas nuestras dificultades hoy son otras. En un mundo donde tenemos exceso de información, el obstáculo más bien está en cómo logramos discernir lo que está bueno y lo que no.

SJ: Vamos construyendo esta confianza con el cliente a partir de nuestro hacer anterior. Si nosotros antes construíamos con ladrillo, material barato con una de las técnicas más utilizadas en Paraguay –buscando una manera diferente de construir para utilizar menos material, para buscar mayor resistencia, exponiéndolo a mayores dificultades— este proceso termina decantando en lo que hoy es la casa de Luce y Pablo. La casa viene con el mismo discurso de una búsqueda que está trascendiendo casi 5 años de trabajo del estudio, y que se transmite a este nuevo material que es la tierra vertida: la búsqueda de una coherencia con la que veníamos trabajando antes. Tratamos de seguir una misma línea en el proceso de construcción hacia un mundo más sostenible.

LM: ¿Qué lecciones personales y/o profesionales les dejó el diseño y la ejecución de esta vivienda?

SB: Realmente, queremos seguir construyendo con tierra. Con la experiencia y al ver que algo funcionó bien, uno se siente más confiado. El generar conocimiento radica en el continuar, el mejor aprendizaje es el próximo que va venir, que puede ser mejor o diferente. 

Le veo a la casa como un puntapié inicial y a partir de ahora podemos empezar a pensar en cómo se puede llevar al límite esa búsqueda. La arquitectura está hecha de tiempo, un buen estudio de arquitectura necesita tiempo. Realmente nuestra filosofía de estudio radica en el seguir aprendiendo y seguir investigando día a día, el aporte que estamos haciendo es el de continuar, lo cual no siempre es fácil.

Planta arquitectónica. Proveída por el estudio.

Mínimo Común Arquitectura es un estudio joven, fundado en 2016 por por Solanito Benitez, Sergei Jermolieff y Verónica Villate. Más información en www.minimocomun.com.

© Federico Cairoli

© Federico Cairoli

© Federico Cairoli

© Federico Cairoli

© Federico Cairoli

© Federico Cairoli

Suscribite a nuestro Newsletter mensual