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Art Basel 2021: hacia un cambio de paradigma

Stand de la galería Perrotin en Art Basel 2021. Foto por Kabir JhalaStand de la galería Perrotin en Art Basel 2021. Foto por Kabir Jhala

Por Martín Álvarez.

Cuando en marzo de 2020 la pandemia inmovilizó al mundo entero, ocasionando una incertidumbre generalizada, los expertos en el comercio de obras de arte pronosticaron un panorama de muchas dificultades para el rubro. Sin embargo, si bien las ventas bajaron considerablemente, a partir de setiembre del mismo año el sector comenzó a experimentar una lenta recuperación, según el alemán David Zwirner, uno de los dueños más prestigiosos de galerías de arte en el mundo. 

Dentro de este contexto, se vieron inevitablemente afectadas las ferias de arte, importantes vitrinas que se enfocan en exhibir y vender obras de arte de todo el mundo. Esto, por supuesto, incluyó a la “madre de todas las ferias de arte”, Art Basel. Fundada en 1970 por galeristas de Basilea (Trudl Bruckner, Ernst Beyeler y Balz Hilt), la feria fue evolucionando con el paso del tiempo hasta convertirse en el escenario mundial más importante para la exhibición de arte moderno y contemporáneo, expandiéndose a otros continentes con shows anuales en Miami y Hong Kong, además de la tradicional muestra en Basilea que se realiza en junio de cada año. 

Luego de más de dos años de ausencia debido a las cancelaciones forzadas por la pandemia, Art Basel regresó a su feria presencial en Basilea en una fecha inusual el pasado 24 de setiembre, ofreciendo tres días de exhibición en el centro de eventos Messe Basel. Un total de 272 galerías provenientes de 33 países exhibieron en el evento. Además de la muestra principal en el recinto ferial, Art Basel contó con otras dos secciones: una llamada Parcours, que incluyó instalaciones y performances en espacios públicos alrededor de toda la ciudad; y otra llamada Unlimited dedicada exclusivamente a proyectos de gran escala. 

“Tears”, instalación en las inmediaciones del recinto ferial de Art Basel, por la artista británica Monster Chetwynd. Foto por Fabrice Coffrini (AFP)

El foco en la edición de 2021 estuvo puesto en la interacción en persona con el público ávido por adquirir obras de arte en este formato luego de la prolongada pausa, según indica Marc Spiegler, director de la feria. Sin embargo, ante las limitaciones para viajar todavía impuestas en gran parte del mundo, compradores usuales de Asia y Estados Unidos –que representan un número importante de consumidores de arte en las ferias, y por lo tanto ganancias aseguradas— no pudieron llegar hasta Basilea. Esto no solamente convirtió al evento en uno mucho más íntimo y europeo que de costumbre, sino que en cierta forma provocó que las galerías exhibiesen menos “obras maestras” ante la disminución de las posibilidades de venta.

Pero aún con el foco puesto en las transacciones cara a cara, la adaptación más importante ante la ausencia de gran parte del público internacional, fue la introducción de un formato híbrido de la feria. Cada galería contó con un Online Viewing Room (Sala de Visualización en Línea, OVR por sus siglas en inglés), a donde podía acceder el público incapaz de viajar hasta Basilea para adquirir las obras de arte de la muestra. Los OVRs estuvieron habilitados solamente durante los tres días de feria presencial y solo podían ser creados para aquellas galerías que se encontraban exhibiendo en un espacio físico dentro del evento. 

La necesidad de crear estos OVRs reavivó un debate que se viene manteniendo en el mundo de las galerías desde ya hace unos años: la del componente online para la venta de obras de arte, en un mundo donde las transacciones a través de Instagram son cada vez más frecuentes. Muchos galeristas consideran que todavía es más fácil concretar una venta en persona, y que la pantalla se convierte en un obstáculo para apreciar el arte en su plenitud. Y es cierto que la esencia del arte es su capacidad de despertar la sensibilidad del observador, y esto solo puede ocurrir en presencia de la obra. 

El “ghost booth” (stand fantasma) de ShangArt. Como otras cuatro galerías asiáticas que no pudieron enviar representantes a la feria por las restricciones de la pandemia, la galería de Shanghái ShangArt instaló este “stand fantasma”, donde los posibles compradores hablaban con un asesor de la galería a través de un link en la tablet que se observa en la foto. Foto cortesía de ShangArt para The Art Newspaper.

David Zwirner creó la división digital de sus galerías en el 2017. Para él, la forma tradicional de experimentar físicamente las obras de arte nunca se extinguirá, pero el formato digital ayuda a crear una historia y provee un contexto alrededor de las obras de arte y sus creadores; lo cual no siempre es posible en un formato presencial. Algunos galeristas celebran la posibilidad de volver más accesible al arte a través de este nuevo medio, mientras que otros consideran que lo online debe servir solo para dar visibilidad a las obras, manteniendo las transacciones en persona como ejes principales de la industria. 

Sea cual sea el futuro de las ferias y galerías de arte, es innegable que el componente online llegó para quedarse, y el debate sobre los límites entre lo presencial y lo virtual se aceleró en los últimos tiempos debido a la situación global. A pesar de unos años complicados de disminución de ventas y alcance de las obras, además de la ansiedad e incertidumbre generadas por la pandemia, muchos expertos afirman que los tiempos difíciles generaron históricamente una producción mayor y mejor de obras de arte. Ante esta predicción esperanzadora para el rubro, será interesante ver cómo responde el mundo del arte a un posible cambio de paradigma.

“Bread House” por Urs Fischer, de Suiza. Casa hecha de pan y madera. Detrás: “Pictures at an Exhibition”, mural por David Hockney. Ambas en el pabellón Unlimited debido a su envergadura. Foto por Georgios Kefalas (EFE).

Público en la exhibición de la galería Gagosian, en el recinto ferial de Art Basel. Foto por Georgios Kefalas (EPA).


 La galería Victoria Miró, con base en Londres, exhibió este retrato hecho por Alice Neel en 1955, llamado “Julian Brody”. El mismo fue vendido en su primer día de exhibición. Foto cortesía de Victoria Miró / estate of Alice Neel para el New York Times.

Obra de Maria Lassnig exhibida por la galería Petzel con base en New York, llamada “Fernsehkind (TV Child)”, del año 1987. Foto cortesía de la Fundación Maria Lassnig y la Artists Rights Society (ARS) para el New York Times.

“Hardware Store” por Jean-Michel Basquiat, ofrecida por 40 millones de dólares por la galería Christophe van de Weghe. Foto cortesía de van de Weghe para el New York Times.

Instalación multimedia del boliviano Andrés Pereira Paz “Ego Fvlcio Collvmnas Eivs [I Fortify Your Columns]” del año 2020, exhibida por la galería Isla Flotante de Buenos Aires, Argentina. Foto por Mathias Voelzke, via Isla Flotante para el New York Times.

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